viernes, 2 de enero de 2015

Epitafio a Gabo

   Hoy el coronel no tiene quien le escriba.
Nada que añadir a la crónica de una muerte anunciada.
La lluvia pudre la hojarasca de Macondo mientras en el velatorio, la Cándida Eréndira cuenta su increible y triste historia y el náufrago su relato ante la mirada distraída de Úrsula, más pendiente de Aureliano y Melquíades.
No faltan los amantes en los tiempos del cólera.
Hasta Manuela Sánchez se deja caer de su eclipse para rendir tributo al patriarca en su otoño.
Las putas están más tristes que de costumbre poque saben que hoy más que nunca, la soledad dura cien años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario